Llegamos justo a tiempo ante una ráfaga de viento que nos habría dificultado el amarre.
F ondeamos en el canal mientras reconectamos el timón externo y nos preparamos para la maniobra en el muelle.
Jean Louis, capitán del puerto, llega a las 8:31 para informarnos que Frank le ha informado de nuestra llegada: el acento corso está ahí: hemos llegado sanos y salvos.
Las líneas están diseñadas para embarcaciones un poco más cortas que Fredoya pero tranquilamente ajustamos nuestros amarres y luego Fred recupera el vehículo perfecto para pasar unos días en esta tierra de nadie.
Teva insiste en descargar antes de salir a tomar su ferry, nos trasladamos a 3 anexos y 2 baúles llenos para aligerar a Fredoya y preparar los camarotes (2 camarotes para 1 nieto… desarrollará gustos de lujo)
Carole y Teva llegan puntuales al punto de encuentro del autobús frente al Spar, donde pudieron hacer algunas compras en previsión de que pudiera haber un pequeño retraso en Ajaccio (2 horas antes del ferry). Mucha suerte para ellos, el autobús se averió y llegaron 10 minutos antes de finalizar el embarque gracias a que un surfista los recogió haciendo autostop. ¡El aprendizaje de la vida como viajeros por mar continúa para ellos!
Zarparemos nuevamente hacia Port Saint Louis como estaba previsto después del 7 de noviembre.